Los mercados de Belgrado
Bajlonijeva, Kalenić, Zeleni Venac…
Los mercados del viejo Belgrado son ambientes de referencia tanto para la gente local como para los visitantes de la ciudad. No solo permiten conocer la gastronomía, sino también la cultura y la mentalidad serbia.
A lo largo del año, estos lugares son unos oasis vívidos con toda la variedad de colores, sabores y olores. La oferta de productos varía según la estación, pero se mantiene el ambiente en el que la compra puede ser una aventura.
Distribuidos en los barrios centrales donde conviven diferentes estilos de edificios, unos antiguos y otros modernos, estos mercados son espacios donde llegaron pocos legados del capitalismo liberal.
Es más, aquí todavía se vende y compra sin cajas registradoras, tarjetas de pago, códigos de barras ni declaraciones.
Los precios están escritos a mano. El kilo no siempre pesa lo mismo, porque su valor exacto dependerá de la relación que se establece con el vendedor durante la compra.
La variedad de mensajes escritos a mano que adornan los productos, como, por ejemplo: “fresas con sabor a fresas”, cerezas “dulces como el primer beso”, sandías “frescas como el primer amor”, huevos “para niños de gallinas domésticas”, “frijoles que se cuecen solos” son testimonio de la ingenuidad de sus vendedores.
De hecho, estos textos cortos de publicidad con historias emocionales nos hacen pensar que la comida siempre está relacionada con lo que nos importa más que todo en esta vida – la salud y la familia.
Cada mercado, aparte de tener una zona central con los puestos de frutas y verduras, también dispone de varias salas donde se venden productos lácteos y de carne.
Precisamente en los interiores de estas salas hay que probar el conocido “kajmak” – crema de leche grasa que se come durante los meses de invierno en la zona de los Balcanes.
Otras joyas gastronómicas que se pueden encontrar en los puestos son los productos de carne curada, especialmente “pršuta” que llega a Belgrado de las zonas montañosas de Serbia, Montenegro o Bosnia y Hercegovina.
A veces los mercados son frecuentados por músicos que con sus instrumentos colorean la compra con las notas de la música clásica.
Sin embargo, en los meses de primavera y verano, los mercados centrales de Belgrado tienen sus variantes nocturnas, cuando sus puestos están ocupados por la parte de pequeños proveedores y emprendedores con toda la variedad de mercancía: ropa, zapatos hechos a mano, souvenirs… Y desde luego, la comida.
Si uno quiere tomar algo antes de sumergirse en la infinita noche belgradense, en estos mercados puede tomar un buen trago escuchando la música en directo pinchada por el dj.
Se compra bailando y se baila comprando y se disfruta de una peculiar fiesta a la vez hípster y tradicional.
Cada uno de los mercados centrales de Belgrado tiene su historia, su ambiente, y su gente.
Anteriormente, cada uno tenía al lado una taberna emblemática donde se solía ir a tomar un café después o antes de la compra, o leer el periódico.
Hoy las tabernas típicas son reemplazadas por las cafeterías locales o franquicias con terrazas que visita tanto la gente local como los turistas.
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KALENIĆ: entre literatura e historia
Kalenić se encuentra en el barrio de Vračar, prácticamente el único que conserva el ambiente de la ciudadanía potentada serbia de la segunda mitad del siglo XIX.
Aunque la zona ha sufrido diversos cambios debido a la demolición de viejos edificios y la construcción de otros nuevos, el mercado es todavía el corazón de todo el espacio con sus puestos antiguos y la variedad de la oferta: desde la artesanía de segunda mano hasta los más sabrosos picoteos de los pequeños productores rurales.
El mercado se abrió en el año 1926 en la tierra de Vlajko Kalenić, un hábil zapatero y un buen economista quien apoyó y financió numerosos proyectos en el teatro y la cultura, y que dejó toda su propiedad a disposición del pueblo serbio. En señal de agradecimiento, este mercado hoy lleva su nombre.
El mercado de Kalenić aparece en varios textos del escritor Momo Kapor, una de las figuras más destacadas de la bohemia belgradense y el representante de lo que se llamó «la literatura en vaqueros».
Unos le llaman el “ideólogo del mercado de Kalenić” porque le dedicó unas líneas memorables, admirando su ambiente e importancia para la ciudad y la cultura serbia:
“El mercado de Kalenić es una especie de embajada del pueblo en la capital. Todas las mañanas, se entregan credenciales verdes a los pálidos ciudadanos de Belgrado, que hace tiempo perdieron sus raíces y su conexión con la tierra y sus frutos.
¡Por mucho que haya vivido en el mundo, como provinciano nato, no me acostumbro a la ilógica abundancia de los supermercados, donde se venden sandías a mediados de enero!
Para nosotros, la sandía siempre ha sido señal de un verano maduro que se desvanece; simplemente no nos apetece en febrero. Viviendo al lado del mercado de Kalenić y en él, nos acostumbramos al ritmo natural de maduración”.
(extracto del cuento “El mercado de Kalenić, libro de cuentos «La magia de Belgrado», Momo Kapor, Editorial “Knjiga komerc” página 228)
BAJLONI: entre las zonas bohemias
Oficialmente llamado el mercado Skadarlija después de la Segunda Guerra Mundial, es más conocido entre los belgradenses como el mercado de Bajloni.
Este mercado se inauguró en el año 1927 y lleva el nombre del checo Ignjat Bajloni, constructor y fundador de una gran cervecería justo al lado de este futuro mercado.
Se encuentra en el barrio de Dorćol, cerca de Skadarlija, la calle donde se puede disfrutar del ambiente bohemio en restaurantes tradicionales, con música en directo y los mejores platos de la cocina serbia.
La antigua fábrica de cerveza está reconvertida en zona de ocio, con varias cafeterías con terraza. Horas después de la compra, se convierten en bares nocturnos repletos de juventud, especialmente durante las noches calurosas de primavera y verano.
ZELENI VENAC: entre estaciones y autobuses
El mercado que está más cerca del pleno centro de la ciudad es uno de los mercados verdes más modernos de los Balcanes. El nombre “Corona verde” viene del siglo XIX porque en esta zona había un cementerio con la taberna que tenía una corona pintada de verde sobre la entrada.
La construcción del mercado en este lugar comenzó en los años setenta del siglo XIX; en los años ochenta se formó una pequeña plaza a su alrededor.
Sin embargo, la gran reconstrucción del mercado tuvo lugar en el período de entreguerras. Recibió su solución compositiva final en 1926 y está declarado monumento cultural de especial significado.
Hoy en día Zeleni venac también es el nombre de la estación de autobuses, una zona con mucho movimiento todo el día y toda la noche. El mercado está en una confluencia de caminos y no suele ser un lugar para disfrutar de la compra, pero sí un buen ejemplo de lo bueno y lo malo de las zonas de tránsito.
Los mercados de Belgrado siguen siendo ´´testigos´´ de que la compra es a la vez un acto social, cultural y económico. Si hacéis amigos en la capital serbia, aseguraos de acompañarles en las compras entre los coloridos puestos. Será una experiencia para todos los sentidos.
Jelena Bašević
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