Rumena Bužarovska: “No se puede conseguir ningún progreso sin crítica”
Rumena Bužarovska es una de las voces más destacadas de la literatura macedonia y balcánica. Nacida en Skopje en 1981, es traductora y profesora asociada de Literatura americana en la Universidad Nacional de la capital macedonia, aunque se declara sobre todo escritora. «Mi marido» es su primera colección de cuentos publicados en español, traducidos por Krasimir Tasev y editados por Impedimenta. Hablamos del libro, de literatura y de Macedonia del Norte.
¿Cuál ha sido tu recorrido? Quiero decir, ¿tus motivaciones para escribir? ¿Qué te inspira? ¿Cuál era el contexto en el que escribías, lo que sea que esté relacionado contigo como escritora?
Hace poco estuve releyendo mi diario desde cuando tenía nueve años hasta los dieciocho. Y lo abrí porque no estaba segura de cuándo y cómo había sucedido todo esto de escribir. Sé que leía un montón de libros, y que quería escribir porque quería hacer lo mismo que realmente me impresionaba. Me sentía como: ¡Oh, quiero hacer lo mismo! Quiero ser capaz de escribir algo igual de bueno o igual de hermoso o algo que pueda hacerme sentir de la misma manera que otro libro me había hecho sentir. Pero cuando leía mis diarios, me parecía que estaba obsesionada, porque mis diarios del instituto, a los 15 años o así, trataban sobre literatura y lo que leía, y podía ver que estaba experimentando. Escribía un poema que parecía un poema de, no sé, de Baudelaire o algo por el estilo.
Por aquel entonces leía mucha literatura rusa. Tuvimos una gran influencia de los clásicos rusos, tal vez porque fueron traducidos, obviamente debido a los antecedentes, el espacio eslavo, la Unión Soviética, la Europa del Este… No mucha gente hablaba inglés en los años 60 y 70. Había buenos traductores del francés, como este maravilloso autor, Vlada Urošević, que ahora tiene unos 80 años. Tradujo mucho surrealismo de Francia, y tradujo a todos estos poetas y escritores que realmente fueron influyentes. Leíamos mucho a Émile Zola y cosas por el estilo, y había editoriales que publicaban grupos de libros. Crecí leyendo a Tolstoi, Dostoyevski, Chéjov, Gógol…. Así que al principio me encontraba imitando. Escribía algo sobre algún novio, todo sobre chicos y libros. Muy gracioso. Para otros sería aburrido, pero para mí es muy divertido.
Me di cuenta de que escribía porque me entusiasmaba. ¡Oh, quiero enseñar Literatura, y quiero escribir y quiero hacerlo bien. Quiero enseñar Literatura y quiero escribir. En un momento dije algo así como: «Quiero escribir como Baudelaire». No era consciente de esto antes, porque lo había olvidado. Luego, en algún momento, cuando estaba en la universidad, empecé a leer un montón de prosa angloamericana. Empecé a escribir historias y a publicarlas. Y, una vez que publiqué estas historias, llegaron las residencias que son fundamentales. Solicité una residencia en Viena, la de Kulturkontakt, y la conseguí. Sólo había publicado algunos relatos en una revista de aquí. Les gustaron y me dieron la oportunidad. Y, fundamentalmente, empecé a pensar en mí misma como una escritora. Me inspiró a seguir por ese camino porque nunca pensé que realmente podría ganarme la vida siendo escritora. Era complicado, porque todos los escritores que había estado leyendo eran todos hombres, así que realmente no me veía como alguien que pudiera hacer eso. Siempre fui como una víctima del amor, como era en la literatura del siglo XIX o en general. Y la mujer suele ser objetivada. Así que, a veces, por desgracia, escribía también desde esa perspectiva idealizada y romántica. Pero así es como empezó, y sólo fue seguir esa especie de espiral.
Seguí escribiendo porque me gusta hacerlo y siento que me tomó un tiempo aceptar: ¡Oh, dios mío, sí, soy escritora!. Probablemente es lo que mejor se me da, porque daba muchas clases universitarias y también traducía y traduzco. Pero al final resultó que las tres cosas funcionaban bien juntas, porque aprendes mucho sobre la escritura cuando la enseñas, haces una lectura más profunda. Y también se aprende mucho traduciendo. Estas tres cosas relacionadas con la literatura se enlazaron. Me identifico más como escritora, pero, en mi caso, las tres cosas funcionan juntas.

No sé si esta pregunta es para mí o para el público, pero me gustaría saber cuál es tu rutina como escritora. ¿Eres impulsiva en el sentido de que tienes una idea y necesitas despertarte en mitad de la noche para escribir esa idea. O tienes disciplina con un horario delimitado?
No, no tengo ninguna rutina. A veces me siento mal por ello, porque algunos escritores dicen: «Bueno, si no tienes una rutina o no tienes disciplina, no vas a ser una buena escritora». Y eso me incordia mucho. Sé que a muchos otros escritores también. Se preguntan: «¿En serio? ¿No soy una escritora de verdad?» Bueno, hace poco estuve en Key West y visité la casa de (Ernest) Hemingway. Lees sobre lo que hacía y cómo era su rutina y yo digo: «¿en serio? Tenía una casa impresionante, con un millón de habitaciones y una piscina. Se despertaba por la mañana y escribía durante varias horas. ¿Qué otra cosa se suponía que podía hacer?» Tenía todo lo que quería en la vida. Yo tengo que trabajar. No puedo escribir todo el tiempo y fingir que tengo que escribir todos los días durante tres horas. No, en realidad tengo que vivir experiencias y hablar con la gente. Tengo que viajar, tengo que trabajar, tengo que ser políticamente activa si quiero sobrevivir en este entorno. No me gusta romantizar la idea de escribir. Trabajo mejor cuando tengo una fecha límite.
Estoy trabajando en dos libros ahora. Uno de ellos es una colección de ensayos personales y se suponían que iban a estar relacionados con mis viajes. Hice un viaje por carretera recientemente en marzo, por los Estados Unidos. Pero también pasé mucho tiempo allí en mi juventud y en mi infancia. Pensé que podría comparar estas experiencias y volver y luego comparar cómo son las cosas en los Balcanes, porque no se trata sólo del lugar en el que estás, sino también del lugar que has dejado. Pensaba: «¡Oh, Qué bien, voy a escribir sobre esto todos los días cuando esté en Estados Unidos!», pero estaba tan cansada que ni siquiera podía tomar nota. A veces me derrumbaba por la noche. Firmé una especie de contrato para escribir este libro. Literalmente, llamé al tipo que me pidió que escribiera el libro y le dije: «por favor, dame una fecha límite, o si no nunca voy a terminarlo». Ahora también estoy trabajando para este portal web yugoslavo: Velike Priče. Les estoy enviando los ensayos cada dos semanas y luego va a salir el libro. Estoy muy contenta porque me siento y escribo dos o tres días a la semana y luego los termino y los escribo en inglés porque también tengo un editor, un traductor americano con el que hice el viaje. Él los revisa y me ayuda a mejorarlos, básicamente los edita, y luego los entrego para que los traduzcan y tengo que volver a traducirlos al macedonio. Eso ayuda mucho, porque así mi texto pasa mejor por tres o cuatro lecturas y las traducciones.
A veces me da pereza estar tomando notas porque pienso: «¡Oh, me acordaré y nunca me acuerdo!» Es bueno escribir notas a veces, pero ahora uso mi teléfono. Comparto mis reflexiones con los amigos y así las recuerdo también. Tampoco tienes que utilizar todo lo que escribes en notas y si se te olvida un dato, tampoco tiene que ser exacto en la ficción. Si veo algo o estoy escuchando un podcast que me da ideas, abro mi teléfono y escribo las notas. Ayer en el coche, estaba escuchando un podcast sobre la epidemia de soledad en América, que es algo sobre lo que también estoy escribiendo. Yo estaba como: «Oh, bien, genial». Estas son un par de cosas que tengo que mencionar. Las escribo y luego mi teléfono está lleno de 150 notas, así que no tengo que levantarme físicamente y escribirlo.
Al mismo tiempo, escribo un texto de ficción. Yo soy como soy, ¡está bien, Dios, tengo que terminar este capítulo!. Y me obligo a terminar el capítulo esa semana. Pero todo el proceso de escritura ocurre muchas veces en mi cabeza y con notas. Me lleva dos o tres años imaginarme o estructurar lo que voy a escribir a continuación. Odio perder el tiempo. Cuando me siento y escribo, quiero que esté lo mejor organizado posible para no tener que volver atrás y destruir páginas. No me gusta hacerlo. Así que edito, por supuesto, pero no edito mucho en términos de: «Oh, voy a cortar este capítulo entero». Eso nunca me ha pasado. No sé, no creo que pueda tener una rutina y no me gustan las rutinas. La única rutina que tengo es un café y un cigarrillo por la mañana. Odio ser una esclava.
Tal vez sea una simplificación pero hay muchas personas que quieren dejar la región. Pero luego hay otro perfil de personas que se quedan pero están realmente comprometidas con la comunidad internacional, que hablan varios idiomas…. ¿Crees que esa vida internacional como profesora anglófila, siendo traducida y traduciendo te permite como escapar del mundo en el que vives?
Me gusta vivir en Macedonia. Tengo una comunidad hermosa, fuerte y pequeña. Siento que a veces cuando estoy enseñando o cuando escribo un libro, o cuando tenemos algún debate, o cuando hacemos acciones sociales juntos, puedo sentir la diferencia. Realmente, puedo ver las cosas en desarrollo, especialmente en un lugar como este. Hemos tenido muchos traumas en los Balcanes. Hay muchas cosas que han estado ocurriendo que han obstaculizado ciertos tipos de progreso. Hay mucha corrupción, pero se pueden hacer muchas mejoras. Ahora que he estado en Estados Unidos, pienso: «Esta gente está tan preocupada por todas estas cosas horribles que pasan en Estados Unidos, pero no pueden hacer nada». Viven en un lugar donde se tarda 45 minutos en llegar a la ciudad cercana más grande, donde no se puede protestar y donde no se puede influir en los cambios de la sociedad debido a esas distancias. Hace poco, una escritora extranjera me hizo un cumplido y me preguntó por qué vivía en Macedonia. Y pensé, bueno, muchos escritores extranjeros tampoco entienden lo difícil que es para los escritores balcánicos mudarse a Europa, donde todo es seis veces más caro, donde no tienen una base, donde no serán aceptados de corazón como otra gente se imagina. Los anticipos por mis libros son mucho menores que los anticipos de los escritores europeos en sus propios países. Así que, en mi caso, mis escritos valen cuatro perras. Con el dinero que obtengo, nunca podría vivir en Europa con los derechos de autor que recibo, ni siquiera de las editoriales europeas. Está el coste de que te traduzcan, y luego está el coste de que alguien se interesará en los cuentos de una escritora de Macedonia. ¿A quién le importa? Entiendes que esto es como un nicho. No es algo que sea mainstream. Realmente no puedes hacer dinero con ello. Es difícil irse y tienes poco apoyo.
Una de las cosas más importantes en mi mundo son las amistades. Y las amistades que tengo aquí no podría construirlas en toda una vida en ningún otro sitio. Disfruto de los Balcanes. Realmente me encantan. Me encanta toda esta pequeña zona, toda esta región. Sé que es complicada, que está traumatizada. Y a veces somos muy crueles al esperar demasiado de ella. La pobreza respira pobreza y el trauma respira trauma. No se puede ignorar ese bagaje histórico. Hay que abordarlo con mucha comprensión y mucha esperanza. Deberíamos estar orgullosos. Somos un país relativamente nuevo y hemos conseguido muchas cosas en poco tiempo, incluida la literatura, pero luego se siente ese complejo de inferioridad y eso también aturde en términos de falta de autoestima. Puedo sentirlo. Escribí sobre ello en el libro, «No voy a ninguna parte», traducido por mí, que está en inglés. La declaración es algo así como: «No me voy a ir». Pero también tiene un significado diferente en el libro. No digo que no me vaya a ir en algún momento si hay una opción mejor, pero este siempre será mi hogar y me encantaría tener también otros hogares por el mundo, pero este siempre, siempre, va a ser mi hogar y este siempre va a ser mi idioma. Me molesta mucho la negatividad y la parálisis de la gente que dice que este lugar es una mierda y que tenemos que irnos. No ven los beneficios. Dan por sentado los beneficios que obtienen. A veces se trata simplemente de disfrutar de esta vida, que tiene muchas ventajas. Una de ellas es que puedo estar en cualquier lugar en una hora. Ese lugar va a ser muy diferente de donde estoy en este momento, porque tenemos una naturaleza increíble y hermosos ríos y montañas y flores y pájaros y mariposas y un montón de agua. No entiendo cómo la gente puede estar como: «¡Oh, este lugar es terrible!». Así que que siempre estoy promoviendo esta narrativa optimista, aunque soy crítica con las cosas que suceden, porque no se puede conseguir ningún tipo de progreso sin crítica.

Me preguntaba si hay ciertos temas que se repiten en el texto, como como la identidad, normas de género, convencionalismos sociales también. ¿Has querido con este libro tener un enfoque transformador o solo has querido revelar realidades injustas, nada saludables, y que la gente las digiera a su manera?
Este es también el fenómeno del escritor contemporáneo en el que tenemos que ir a vender nuestros libros. Vamos a todas esas ferias y charlas y hablamos tanto del libro que, al final, todo el mundo sabe lo qué planeaba hacer cuando lo escribí. Pero no se pueden discernir las dos cosas. Por ejemplo, si estás diseccionando algo que no es saludable y lo estás presentando, obviamente estás haciendo que la gente piense en ello, y luego tal vez algunas personas comiencen a notarlo en otras partes de la sociedad. Entonces, cuando haya un determinado movimiento se acordarán o no se acordarán de mi libro. No pienso que se trate de un proceso transformador en el que empiezas a pensar en lo que significaba el matrimonio, por ejemplo, el matrimonio patriarcal en los Balcanes: «¡Oh, Dios mío, esto es totalmente una locura!». Sino que entonces ves que alguien cometió un femicidio, y ves qué grupos feministas abogan por leyes contra el acoso y cosas así. Entonces estás como: «¡Oh, eso tiene sentido!». Eso es tal vez cómo el proceso podría funcionar. En general no es sólo darse cuenta. Es darse cuenta y criticar. El tabú es de lo que la gente no quiere hablar. Pero la literatura siempre hace eso. Nunca sabes cómo actuará la gente: algunos lo olvidan, a otros no les importa. Y mucha gente no lo sabe identificar, especialmente con este libro, porque está escrito en dos niveles. Así que hay la esencia mía, que es: «¿Cuál es la agenda que quiero proponer?» Pero luego hay un montón de estas personas que lo leen a nivel básico: mujeres que dicen mierdas de sus maridos y luego reaccionan como: «!Oh, yo nunca haría eso!», como sale en el libro.
¿Crees que el feminismo puede ayudar a los hombres a asumir su propia debilidad? En un capítulo del libro, la protagonista acaba vomitando. ¿Contra qué vomitan las mujeres en Macedonia del Norte?
El patriarcado no es bueno para nadie. El feminismo está emancipando a las mujeres, y ahora estamos llegando a un punto en el que los hombres necesitan emanciparse. ¿Pero sabes qué? No creo que las mujeres puedan decirle a los hombres que eduquen a los hombres. Los hombres necesitan educar a los hombres y educarse a sí mismos. Un hombre patriarcal no tiende a escuchar a una mujer, porque en su mente es solo una mujer. Lo que está pasando ahora es tal vez a un nivel micro. Esto es lo que he visto también en muchos de nuestros amigos, que toleran a los hombres que son así. Y no tratan de educarlos cuando se sientan juntos. Cuando estás sentado con tus amigos y hay uno que ha golpeado a su esposa, porque es muy tradicional. Ya sabes, un gilipollas, un despota. Y no le dices nada y lo aceptas en tu grupo, necesitas educar a este hombre. Todos mis amigos hombres, heteros, están emancipados, pero no están emancipando a los otros hombres que están en su grupo o están diciendo: «¡Oh, bueno, él es así!: Lo conozco y es un buen tipo. Es muy leal. Lo conozco desde que tenía siete años. Compartíamos esto juntos. Nos fumamos nuestro primer cigarrillo juntos!». Sí, tío, pero este tipo es un gilipollas. Esta gente no se fija en las mujeres como seres humanos. Las ven como algo inferior, así que no puedo llegar a ese público. Lo que está pasando es lo que necesitamos: los hombres están hablando más y más sobre ello y estoy muy satisfecha de que haya un montón de artículos sobre la salud mental masculina y la masculinidad, esto está creciendo. Pero necesitamos que los hombres hablen de ello. Necesitamos lo contrario de gente como Andrew Tate, Matthew Walsh y Jordan Peterson y todos los políticos del mundo, ya sabes, como los políticos de derechas. Necesitamos hombres que digan, vale, sé que estás luchando y a veces quieres llorar y te sientes como un perdedor porque no ganas mucho dinero y que se te cae el pelo, todas estas cosas. Necesitan la seguridad de modelos masculinos sanos. Así que realmente espero que esa sea la siguiente etapa.
Digamos que las mujeres, mi generación, cuando teníamos veinte años, no teníamos las palabras o el lenguaje para expresar lo que estábamos sintiendo o lo que nos estaba pasando. No sabíamos nada. No sabíamos cómo decir gaslighting o mansplaining ni nada de ese vocabulario. Ahora existe porque podemos decir: «¡Oh, bueno, eso es lo que está pasando!». E Instagram y TikTok pueden ayudar porque a veces educan instantáneamente a las mujeres sobre qué tipo de comportamientos son inaceptables. Así que las mujeres de veinte años están teniendo una influencia muy positiva en sus amigos varones. Pero también al mismo tiempo, hubo un gran resurgimiento del movimiento Incel y cosas por el estilo.También terminé este libro con otro, que termina con vómitos. En este libro también estoy castigando a la mujer, no es sólo a los hombres. Necesitan sentarse y vomitar por todas partes. Quiero decir, en general, vomitar sobre todos estos valores, tradicionales que se colocaron en nosotros y en nuestras madres y nuestras abuelas. En el otro libro, por ejemplo, vomité contra el sentimiento de superioridad de Occidente. También el hecho de vomitar es grotesco y me hace gracia.
En el libro las parejas no hablan mucho entre sí, se ignoran un poco. ¿Estamos perdiendo el romanticismo? ¿Es el amor solo una búsqueda de un socio o una socia? Veo que otros autores en la región tienen una relación con el amor muy cruda y áspera. Evitan ser cursis o pretenciosos.
Bueno, ya sabes, toda la historia, especialmente el siglo XIX y la literatura en la que fuimos criados y las películas en las que nos criamos y Hollywood hoy y los programas de televisión, la mayoría de los programas de televisión, todavía son cursis y todavía nos están enseñando cuentos de hadas. Y estamos hartas de eso. Y es por eso que estamos escribiendo así. De otra manera no podemos hacerlo. Es desagradable, no es realista. Como mujeres, todas nuestras vidas es como si esperaramos a que alguien nos amara. Y esto es lo principal que enseñamos a las niñas y nos enseñan como niñas. Este parece que es el eje principal de nuestra existencia: ser amadas por un hombre y recibir algún tipo de reconocimiento por un hombre. Y estamos hartas de eso. Y s por eso que escribimos sobre el amor, porque no es como nos dicen que es. A veces simplemente idealizamos a hombres que son unos imbéciles porque esto es lo que nos enseñaron. Estamos cansadas y enfadadas de eso. Aguantamos todo tipo de comportamientos porque nuestros padres trataron a nuestras madres de esa manera. Todavía lo vemos ahora. Hay una nueva narrativa de Disney, pero la cuestión principal es cómo ser bonita, ser amada, ser una princesa. Todavía es así en las nuevas generaciones. No hay un cambio drástico en eso. Así que estamos realmente cansadas y rechazamos esa narrativa. Es dañino, ya sabes, besamos a la rana, y a la mañana siguiente sigue siendo una rana. Lo que consigues de este tipo es un anillo que te une a la sociedad. Y luego dices: «¡Oh, debería ser más respetada porque estoy casada!». Las personas asocian el matrimonio con la madurez y con el respeto. Así que eso es lo único que queda. La comunidad LGBT realmente está enseñando al mundo también en términos de cómo podrían ser las familias y las amistades, que debe haber más opciones y alternativas para la gente. Si son adecuadas para ti. Y están enseñando una gran y valiosa lección a los heterosexuales, sobre cómo el patriarcado y todas estas narrativas cultivan los celos como algo positivo y, al final, los celos conducen al feminicidio. Así que esto literalmente nos está matando, este tipo de ideas. ¿Me ama? ¿Cómo se que me ama? Porque está celoso. Es solo una tradición muy tóxica y es malo para los hombres, pero las verdaderas víctimas son las mujeres que son golpeadas y asesinadas. Tal vez es por eso que el romanticismo continúa con esta idea de amor del siglo XIX que nunca nos abandonó.
Algo que me interesa es tu estilo. Percibo en tu generación que no desveláis mucho los sentimientos. La escena puede ser muy emotiva, pero es una emoción que interpela a la comprensión de los lectores. No necesitas llevar al lector a ciertas emociones y explicarles qué tienen que sentir. En cierta medida, hay autores como Lana Bastašić, Faruk Sehić o Senka Marić que evitan dar tanta descripción emocional. Hay algún tipo de código cultural. Pero a veces siento que compartir sentimientos, compartir emociones, parece estar conectado con la debilidad. Que si abres tu corazón y reconoces que sufres: que estás deprimido o lo que sea, la gente no te tomará en serio por no ser lo suficientemente fuerte.
No sé cómo hacen el resto, pero nunca me gustó cuando alguien me decía cómo sentirme, y creo me gusta la economía en las oraciones. Para mí el mejor maestro que me enseñó cómo hacerlo fue (Raymond) Carver porque nunca dice qué es lo que siente uno, pero puedes percibirlo a través de una acción, al saber cuántos se cigarrillos se ha fumado. Muchos escritores mayores, especialmente los poetas, lo harían, pero nosotros tratamos de no ser cursis. No creo que sea un problema de emociones. Es un problema con ser también egoísta sobre tus emociones y explicarlas en 6800 páginas, ser poéticos sobre ello, que es lo que mucha gente ha hecho aquí, especialmente los escritores varones, como profundizar y profundizar sobre las emociones. No me gusta eso. Es cursi. Es sentimental, y no le da al lector la oportunidad de interpretar. Y para mí, como lectora, siempre me ha gustado cuando el libro deja algo a mi interpretación, que no me lo cuenten todo. No me gusta la especificación. Senka podría ser emocional, y ha escrito en segunda persona, y Lana también ha escrito en segunda. Faruk es más seco, creo, en términos del estilo, pero nunca me he dado cuenta. No lo sé. Estilísticamente, si lo hemos hecho, nunca pensé en eso.
Es cierto que no se habla de los problemas personales. La gente de la generación anterior no tuvieron el lujo de hablar o pensar acerca de sus emociones. Así es como también crían a sus hijos, decirle te quiero a los críos, no es algo que se haga, tampoco ser cursis con ellos. Tiene que ver con lo difícil que era la vida y las cosas que tuvieron que hacer para ir a trabajar, cuidar a la familia, cuidar a los abuelos, etc., no creo que realmente les haya dado tiempo pensar en sus emociones y en cómo las expresan. Ese es un problema universal, especialmente entre los hombres, porque las mujeres tienen amigas y pueden hablar sobre estas cosas, muchas veces se mienten entre sí, pero todavía tienen amigas y los hombres realmente no hablan de eso. Y es por eso que surge esa violencia de dentro. También las madres educan a las hijas con valores muy similares a las que ellas recibieron. Conforme hablemos más de estas cosas, de salud mental, más iremos descubriendo por qué pasan las cosas que pasan.

Estuve aquí en las manifestaciones en 2014, en 2015, fueron como momentos muy esperanzadores, también la alternancia en el gobierno en 2017, creo que fue bastante positiva. No necesariamente porque los socialistas estuvieran en el gobierno también, sino por demostrar que podía haber alternancia en el gobierno de manera democrática y no pasaba nada malo. No esperaba tampoco que fuera haber este acuerdo entre Zaev y Tsipras (acuerdos de Prespa), teniendo en cuenta cómo operan los maximalismos entre estados en los Balcanes. ¿Cómo ves la situación actual después de aquella etapa?
Bueno, la gente está decepcionada. Esto se esperaba porque la gente esperaba mucho más de lo que obtuvieron porque, ya sabes, a veces se olvidan de los beneficios de lo que sucedió y cómo funciona la realidad. Presentaron una especie de situación de cuento de hadas, pero son corruptos y perezosos y no hicieron las cosas que dijeron que iban a hacer. Sin embargo, no son autoritarios. Hay libertad de expresión y todos pueden decir lo que quieran. Y no estamos viviendo en un estado constante de miedo y amenaza y locura, que es en lo que estábamos viviendo antes. Y la gente olvida cómo fue aquello, olvida que estábamos viviendo la situación que vivíamos y tuvieron sus expectativas, pero estas se incumplieron, y pierden cualquier esperanza. Realmente es muy fácil perder la esperanza. Son como: «¡Oh, Dios, esto es terrible!». Y yo también tengo esa sensación, a veces. Me siento verdaderamente decepcionada. Esto está sucediendo en los Estados Unidos, porque el Partido Demócrata es muy perezoso. Hay este tipo de cosas. Está Trump en el lado opuesto. Debes votar por nosotros porque no somos eso. Y hay una gran amenaza de que Trump vuelva debido a la pereza de los demócratas, porque solo utilizan el argumento de estar contra él y eso no es suficiente. La gente quiere más. Y creo que aquí también querían más, lo cual no es malo. Está bien esperar y querer más y exigir más, pero también me molesta mucho el discurso del pesimismo. Estoy totalmente en desacuerdo con eso. No funciona. Solo estás haciendo que los demás no hagan nada e incitándoles a que se vayan del país: «!Vete del país si eso es lo que quieres!». Me gusta mucho leer a Rebecca Solnit que escribe ensayos para The Guardian de vez en cuando. Ella siempre está hablando de esperanza y de cómo es importante no olvidarse de cómo luchar contra el cambio climático y sobre organizaciones nuevas.
Tengo un amigo que está en este plan pesimista todo el tiempo. Le digo, mira, lo que haces es siempre exponerme el escenario más negro, lo más oscuro que puede pasar. Y cuando no sucede, él está feliz, nosotros estamos felices. Todos hemos olvidado que tenía una idea del fin del mundo que no ha sucedido, pero cuando sucede, él siempre dice, mira, te lo dije. Porque la gente solo recuerda las cosas malas. Cuando sucede algo bueno, nadie dice: «¡Oh, sí, cariño, sucedió algo bueno!». Sólo recuerdan las peores cosas. Luego estas personas comienzan a presentarse como una especie de profeta del mal. La narrativa optimista siempre ha sido como: «¡Oh, sí, me dicen todo el tiempo, eres tan ingenua. Así no son las cosas. Tienes que madurar. Y yo digo: Mira, tengo 42 años. Me ha ido bastante bien por mi cuenta. No soy una ingenua. Estás siendo un imbécil!». Todo el mundo espera demasiado. Además, cuando hablamos de género y hablamos de feminismo, la gente olvida que hace 100 años no podíamos votar. Eso es un gran avance. Y luego ves algo como, no sé, la anulación de Roe v. Wade, o la prohibición del aborto en Polonia, o la aparición de Andrew Tate. Esto es el fin. Todo lo que hicimos, simplemente no es progreso. El progreso es lento y es constante. Es como un péndulo. Vas demasiado lejos, vas a retroceder. Eso es muy normal.
El pesimismo es un camino hacia la inacción. Míranos. Estamos sentados aquí y hay mucha gente, un hermoso día, y la gente está tomando su café. Están caminando. Sus hijos están sanos. Todo esta bien. Si te sientas y les hablas, muchos de ellos se quejarán de algo. Estás viviendo en paz y con prosperidad. Pero no, no vives en Alemania. Pero sí, vete a vivir a Alemania si crees que es mucho mejor allí, porque eso es todo lo que estás diciendo. Acabas con la diversión a tu alrededor. Siempre están diciendo: ¡Aquí no hay vida!. Mucha de mi gente anda borracha porque tienen dinero, y andan quejándose. Por favor, ve a Alemania e intenta hacer lo que estás haciendo aquí ahora. No se puede. Intento propagar eso, y cuando escribo columnas y cosas así, siempre digo: «!Oye, buen trabajo!». Sé que el refuerzo positivo ayuda.
¿Tienes alguna recomendación, como escritores, que consideres que deberían traducirse al español, que tal vez los ignoremos porque no estamos informados?
No sé qué se ha traducido al español antes. Están estos dos autores que podrían haber sido ya traducidos, Goce Smilevsky y Lidija Dimkovska. Pero creo que podrían haber sido traducidos. Pero tenemos una nueva generación de escritores. Uno de ellos obtuvo el Premio Europeo de Literatura, y es el primer escritor que escribió novelas queer. Así que eso es genial. Petar Andonovsky es su nombre. No estoy seguro de cómo es la escena de los poetas, pero también tenemos una escena de poesía vibrante, y luego, como este Festival de Poesía de Struga, donde los poetas jóvenes también pueden postularse para ganar el Premio de Poeta Joven, pero al que puedes concurrir desde el extranjero.
Gracias, Rumena
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