Siguiendo el legado de la «muza» albanesa

Siguiendo el legado de la muza albanesa

La periodista Marta Moreno viaja hasta Gjirokaster para conocer el legado de Musine Kokalari, de la mano de su prima Arjeta. El viaje de la gran musa albanesa recorre la historia de Albania durante el régimen de Enver Hoxha.

Gjirokaster es una ciudad al sur de Albania, a unos 200 kilómetros de la capital y menos de 40 de la frontera con Grecia. Una de las ciudades que mejor ha conservado la arquitectura típica de los Balcanes de influencia otomana. Sin embargo, esta ciudad Patrimonio de la Humanidad es conocida por ser la ciudad de nacimiento del líder comunista albanés Enver Hoxha y del escritor Ismail Kadaré. “¿Para ser escritor albanés hay que nacer en Gjirokaster?”, bromeamos cuando pasamos junto a la casa de Kadaré, hoy convertida en museo, de camino a nuestro destino.

La bienvenida

Y es que nosotras hemos venido a hablar de otra escritora, menos conocida que Kadaré u Hoxha, pero cuyo legado sigue influenciando fuertemente la conciencia albanesa: Musine Kokalari. Su prima, Arjeta Kokalari, nos espera en la puerta del que fue y sigue siendo el hogar de la familia Kokalari. La casa está casi escondida al final de un camino, en el casco antiguo de la ciudad y un pequeño porche nos da la bienvenida.

Arjeta Kokalari
Arjeta Kokalari, prima de Musine Kokalari

Al estar en la parte alta de la ciudad vieja es de suponer, como dictaban las normas sociales de entonces en Gjirokaster, que debía pertenecer a alguna familia importante. “Musine solía bromear diciendo ‘ahora estamos más altos que los Hoxha’”, cuenta Arjeta Kokalari mientras nos explica cómo funcionaba la comunidad de Gjirokaster de principios del siglo XX. La realidad es que la casa era parte de un cuartel militar que, debido a un terremoto, quedó deshabitada, por lo que a su vuelta de Turquía la familia Kokalari pudo instalarse en ella.

Nada más entrar en la casa, una estantería repleta de las obras de Musine Kokalari junto con otros ‘souvenirs’ con la cara de la escritora nos recibe en la estancia. Arjeta Kokalari está luchando por el mantenimiento del legado de la que fue la primera escritora albanesa y el rostro de la resistencia al régimen comunista albanés.

Souvenirs de Musine Kokalarai, la muza albanesa
Souvenirs de Musine Kokalaria

«Vete niña porque no puedo mirarte de frente, me dan escalofríos cuando te vienes frente a mí con los antebrazos expuestos. Has crecido, te has vuelto tan grande como una vaca, ¿no puedes ver cuán largo es tu cuerpo? Tu cabeza llega al techo… estás lista para casarte e ir a la casa de tu esposo y aún así todavía no has aprendido. Sal de aquí, quieres que te cuente cómo era en nuestros tiempos. No me llenes el estomago de amargura, no esperaba que nos pasara esto”, así comienza la escritora ‘Siç me thotë nënua plakë (“Como me dice mi vieja madre”), su primera obra publicada, una colección de relatos cortos que refleja la cotidianidad de las mujeres rurales del sur de Albania. “La importancia de la obra de Musine, además del hecho de estar escritos por una mujer, es que están escritos en el dialecto de Gjirokaster que ya no existe y suponen una fotografía dialéctica de la ciudad de la época”, explica la prima de la autora mientras relee extractos de sus libros.

El albanés se divide en el dialecto tosco propio del sur del país, y el guego que se habla en zonas rurales del norte así como en Kosovo, y las ciudades de mayoría albanesa de Montenegro y Macedonia del Norte. Previo a la Segunda Guerra Mundial era el guego el que se consideraba el albanés estándar basado en el dialecto de Elbasan – ciudad situada cerca de la frontera entre los territorios tosco/guego, por lo que era un dialecto que podía servir como punto medio entre ambos-. Sin embargo, con la llegada de Enver Hoxha al poder -en 1945- quien era originario de Gjirokaster, donde nos situamos, se consolidaría el dialecto de esta ciudad, es decir, el tosco, como el estándar. Para ese entonces, Musine Kokalari ya llevaba muchos años escribiendo sus cuentos en tosco. La obra de Kokalari supone una de las pocas representaciones que tenemos de la vida de las mujeres de esa época así como la primera representación del patrimonio etnográfico del sureste de Albania.

La biografía

Nos situamos en el año 1920, cuando Musine vuelve a Gjirokaster desde Turquía. De padre juez y hermanos profesores, Musine Kokalari estuvo influenciada por una gran corriente progresista, siendo una de las primeras mujeres del país en estudiar en el liceo francés, cuenta Arjeta quien se detiene para enseñarnos los álbumes de fotos, y se recrea en anécdotas y datos que nos ayudan a imaginar la vida de entonces. “La familia siempre aportaba nuevas tendencias a la ciudad, por ejemplo, fue la cuñada de Musine la primera mujer que, tras un viaje a Corfu, apareció con el pelo corto. Ellos fueron los primeros que se quitaron el fez -gorro típico albanés, propio también en otros países como Turquía o Marruecos-, y llevaron el pelo al estilo occidental”.

Siguiendo el legado de la "muza" albanesa
Musine Kokalari con su compañeras en la escuela

La joven crecería rodeada de la naturaleza propia de las montañas que rodean Gjirokaster y la pasión por los libros que heredó de sus hermanos, Vesim y Muntaz, quienes poseían una librería en Tirana, la librería Venus. Una pasión que la llevó a la universidad de La Sapienza en Roma donde se doctoraría con una tesis sobre el poeta albanés Naim Frashëri. Un periodo que fue recogido en una larga investigación histórica, de archivo y antropológica llevada a cabo entre Roma y Tirana por Simonetta Ceglie y Mauro Geraci, ‘Mi vida universitaria: memoria de una escritora albanesa en la Roma fascista’, donde se plasman las observaciones de una niña albanesa que logra enfrentarse a un mundo romano, masculino y fascista, con la curiosidad e introspección propias de la intelectual. Tal investigación, llevada a un libro del que tan solo se puede disponer en italiano, supone la combinación de dos puntos de vista dialécticos, el albanés y el italiano; testimonio de antiguas polémicas que emergen a través de las experiencias vividas por la autora durante sus años en la capital italiana, de las que describe ambientes, relaciones, complicidades estudiantiles y desplazamientos entre Roma y Tirana. Geraci, en un entrevista para OBC Transeuropa, describe a Kokalari como “una demóloga que se convierte en antropóloga, pero al mismo tiempo esta antropología tiene una aplicación política que denuncian la pobreza, la indigencia, la condición de mujer, la explotación. Musine siempre ha tenido una conciencia política. Por eso cuando regresa a Albania lucha ecuménicamente por una Albania democrática”.

Siguiendo el legado de la "muza" albanesa
Libro de «Mi vida universitaria» en la versión italiana

Bien lo dijo el investigador: en 1941 Musine Kokalari vuelve a Albania “siendo la misma provinciana de siempre”, como ella misma se describe en sus diarios.

Para entonces, ya era conocida como escritora bajo la firma de Muza (musa, en albanés), pseudónimo que la joven usaba para publicar pequeños relatos sobre “asuntos de mujeres” que denunciaban los problemas sociales de la mujer en la Albania de los años 30.

“Y ella se arrepiente, no se cae, hija de mamá, y tira las cosas una tras otra. No llevaba cuatro días casada, cuando dijo: ¡uf! qué son estos, porque los voy a criar, no recuerdo que soy joven y no he disfrutado de mi juventud, me divertiré como mis amigos”, lee Arjeta de esa primera colección de relatos firmados por Muza. “Es la primera vez que una mujer habla de las mujeres, de su vida y su rutina. Un hombre puede ver desde fuera los problemas que tiene una mujer e incluso describirlos, pero una mujer puede sentirlos. Entenderlos. Los ve desde dentro; Musine expresa los problemas que tiene la hija, la mamá, la cuñada. No solo personales, también sociales” analiza Arjeta Kokalari. Esta primera obra de Musine Kokalari fue publicada en 1939 y supone la primera obra publicada por una mujer en Albania. De este trabajo, su autora dice que es “el espejo de un mundo pasado, el camino de transición de la niñez con sus melodías y los primeros años de matrimonio al mundo de la mujer adulta, nuevamente atada por las pesadas cadenas de la esclavitud al fanatismo patriarcal”. Kokalari, como bien analiza el Geraci, “registra la condición social de la mujer albanesa desde una perspectiva antropológica. Ciertamente su reflexión sobre la condición de la mujer contempla su emancipación”.

La vida albanesa

Ya de vuelta en Albania, tras su paso por Roma, Kokalari acepta una plaza de profesora en el mismo instituto donde ella estudió, a la vez que trabajaba en la librería de sus hermanos. La librería Venus ya era para ese entonces una especie de Café Gijón -irónicamente ambos locales coinciden en el tiempo- donde intelectuales de la talla de Sejfulla Malëshova, fundador de la Liga de Escritores y Artistas de Albania de la que Kokalari sería la primera mujer en formar parte, se reunían para discutir acerca de los problemas sociales del país. Ubicada donde hoy encontramos la ópera de Tirana, en esta librería se fraguaría el pensamiento social-demócrata del país que intentó frenar el comunismo de Hoxha. Un “camino intermedio” entre el Partido Comunista albanés y movimiento Balli Kombetarë (Frente Nacional, en español). “La alternativa democrática se encuentra en una etapa trágica, como es usual, atrapada entre los comunistas por un lado y los líderes del Balli por otro, quienes no dudan en ejercer su influencia personal para mantener el poder para ellos”, escribió entonces Kokalari en el periódico que ella misma fundó ‘Zëri i lisirë’ (La voz de la libertad, en español).

Siguiendo el legado de la "muza" albanesa
Musine Kokalari de joven

Hay que tener en cuenta que en 1939, Albania fue invadida por Italia, y desde septiembre de 1943 hasta noviembre de 1944 el país estuvo bajo el dominio de los nazis. En 1944 los comunistas liberaron el país de la ocupación nazi. Llegados a este momento, y aún por celebrarse elecciones, el Partido Comunista con Enver Hoxha a la cabeza ya controlaba todo el país y había ejecutado a los hermanos de Musine por su participación en la creación de una oposición al partido.

Pocos saben fuera de Albania -e incluso en el país- que los Kokalari y los Hoxha además de la misma ciudad procedían, a su vez, de la misma familia. Arjeta Kokalari se ha encargado, al principio del encuentro, de dejar bien clara la conexión familiar entre Musine y Enver: los bisabuelos de ambos eran hermanos. “La construcción patriarcal de la familia [en la Gjirokaster previa al siglo XX], donde grandes familias vivían en la misma casa y, este caso, una en frente de la otra, hizo que ambas ramas de la familia se conociesen muy bien”. Sabiendo la suerte que corrió la familia Kokalari durante el régimen de Hoxha, sorprendió ver escritos en el árbol genealógico que Arjeta no duda en enseñar -y explicar- ambos apellidos juntos. “Esta situación hizo que los miembros de la familia Kokalari fueran muy identificables, por lo que fue muy fácil para el partido [con Hoxha a la cabeza] identificarlos y controlarlos”. Al día siguiente de la muerte de sus hermanos, Musine Kokalari también fue detenida. En el interrogatorio, la escritora se defendió de las acusaciones de la Sigurimi -policía secreta de Albania durante el régimen comunista- asegurando que “la guerra se libra con la pluma y la espada. Usáis los brazos, pero no sabéis cómo usar un bolígrafo”. Esa vez la dejaron libre.

Siguiendo el legado de la "muza" albanesa
Árbol genealógico

Tras la muerte de sus hermanos, Kokalari se dedica de lleno a su familia. Ahora siempre vestida de negro, la escritora vive entre el cuidado a sus padres y la librería Venus, de la cual se ha hecho cargo. Fue en esta época cuando aquellos intelectuales que frecuentaban la librería consiguieron convencer a la escritora para unirse a Coalición Democrática, una agrupación de representantes de todas las fuerzas políticas contrarias al Partido Comunista. Kokalari pondría solo una condición para participar en dicha resistencia: todo debía hacerse conforme a la ley -en el verano del 45 Albania ya había adoptado una nueva Constitución que era una copia de la yugoslava-.

“Solo quiero escribir, escribir y escribir, no quiero saber nada de política”; estas palabras que Musine Kokalari le dijo a su buena amiga Selfixhe Ciu me vienen a la cabeza mientras Arjeta sigue explicándonos cómo se organizó esa Coalición Democrática. Para el investigador Mauro Geraci la acción política en la que se ve envuelta Musine Kokalari es “la salida natural de su carrera literaria”. Yo le pregunto a su prima sobre esto, la cual incide en que tenemos que situarnos en el tiempo; estamos ante el fin de la II Guerra Mundial, el mundo se empieza a dividir entre los dos grandes bloques hegemónicos y la dirección Hoxha hacia el Estalinismo empieza a dejarse ver, “Musine, simplemente, no se podía quedar indiferente ante todo lo que estaba pasando”. La politóloga Alina Wagner le dedicó un estudio al pensamiento político de la escritora: ’Musine Kokalari y la Social Democracia en Albania” donde, además de acercarnos a la creación de este partido en el país, recupera anotaciones de la escritora, así como publicaciones de Zëri i lisirë. En este estudio, Wagner rescata pensamientos de Kokalari: “Nosotros tenemos la pequeña esperanza de que aún se puede hacer algo. Me aferré a lo que había dicho y no me esforcé por averiguar qué estaban haciendo otros grupos. Mantuve mi distancia de otras personas y grupos, y solo expresé mi idea sobre la Nota cuando me preguntaron”.

Obras de Musine Kokalari, la muza albanesa
Obras de Musine Kokalari

La nota a la que hace referencia es una carta que representantes del resto de agrupaciones políticas en Albania: zoguistas (defensores de la monarquía previa a la invasión italiana), la resistencia del Balli Kombetarë y los social demócratas, enviaron a los Aliados pidiendo su apoyo para retrasar la elecciones -fechadas por el Partido Comunista sin acuerdo de las demás fuerzas para el 2 de diciembre del 45-. “Todos nos hemos reunido aquí esta tarde para redactar una Nota. Somos una coalición democrática y queremos participar en las elecciones con diferentes partidos. Entonces tenemos que formular una Nota haciendo un llamado a los Aliados para que intervengan con el gobierno y así posponer las elecciones con el fin de que podamos participar en ellas. Si ganamos o perdemos, la gente decidirá”, concluía Kokalari en el encuentro donde redactaron tal carta. Una suerte de prueba que, irónicamente, los mismos Aliados enviaron al Partido Comunista para ser usada en los juicios en contra de los opositores políticos.

La rebeldía

Un mes después de las elecciones, las cuales ganó el Partido Comunista, uno a uno los 37 miembros de la Coalición Democrática fueron detenidos y sentenciados. Musine Kokalari fue arrestada el 17 de enero de 1946 y el 2 de julio de ese mismo año sentenciada a veinte años de prisión por el tribunal militar de Tirana como ‘saboteadora y enemiga del pueblo’.

Arjeta nos enseña la sentencia de Musine, “ella es consciente, en este tiempo, de lo que está pasando y de lo que le va a pasar”. La prima de la escritora nos cuenta que “no tuvo abogado y tampoco le dejaron acabar su argumentación, ella misma escribió y expuso su defensa”.

El juicio de Musine Kokalari no es secreto, más bien todo lo contrario, el rostro de la escritora haciendo frente al tribunal militar supone el icono de la resistencia a la régimen en Hoxha: “Te jactas de haber ganado la guerra, y ahora eres el ganador que quieres extinguir a quienes llamas opositores políticos. Pienso diferente a ti pero amo a mi país. ¡Me estás castigando por mis ideales!”. Con estas palabras la primera escritora albanesa cerró su argumentación en el juicio.

Musine Kokalari
Musine Kokalari desafiando al gobierno de Enver Hoxha

Fue condenada a 20 años de los cuales cumplió 16 en la prisión de Burrel.

Durante toda la conversación, Arjeta no ha disimulado la admiración que siente por su prima, y en más de una ocasión el brillo en sus ojos dejaba entrever que estaba esforzándose por no llorar, pero ahora, justo cuando más trágica debería tornarse la historia, es cuando más anímicamente habla Arjeta Kokalari. “Pude hablar con una joven que estuvo presa con Musine. Ella era parte de la minoría griega de Gjirokaster y acabó en la cárcel con tan solo 18 años. Ella me contó que, tras las horas de trabajados forzosos, Musine se reunía con otras trece presas políticas. En estas reuniones, y según esta mujer, Musine decía todo lo que nos dice ahora Europa. Era una adelantada a su tiempo”. Las trece rosas albanesas, aunque este símil ya no coincide en el tiempo.

Su pasión por la escritura y por el folklore albanés no menguó en prisión. Durante los 16 años que pasó en Burrel, Kokalari entrevistaría a las demás presas con el fin de que le enseñasen sus dialectos, tradiciones, cuentos, etc. Un conocimiento que abarcaba la realidad de las mujeres de toda Albania y que se perdió en algún lugar de aquella cárcel, puesto que no se le permitió llevarlo consigo al momento de su liberación.

Musine Kokalari le escribiría entonces una carta a Enver Hoxha, al que llamaba de forma irónica “su primo grande”, donde reclamaba todos los escritos que redactó en prisión alegando que no había nada político en esas líneas, sino que eran investigaciones científicas. Arjeta nos enseña la carta. Dicen los rumores -y algún que otro periodista algo sensacionalista- que al recibirla, el líder albanés escribió “pero ¿aún sigue viva esa puta?”. Verdad o rumor, lo que sí que es cierto es que Hoxha, en sus memorias ‘Recuerdos de mi infancia’, menciona a toda la familia Kokalari salvo a Musine.

Los últimos años

La salida de prisión de Kokalari no supuso su libertad; la escritora fue enviada a Reshen, un pueblo en el norte de Albania, donde fue forzada a trabajar en la construcción. “La ironía de que la primera mujer escritora albanesa fuese forzada a realizar un trabajo tan duro”, susurra Arjeta, más para sí misma que para nosotras. Arjeta nos cuenta cómo fueron los últimos años de vida de la escritora: debía presentarse dos veces al día en el ‘Oficio de la investigación’. Después del trabajo, se duchaba, se arreglaba y continuaba su vida entre la biblioteca y el cine.

Musine Kokalari muere en 1983 a causa de un cáncer -la atención sanitaria le fue negada debido a su condición de ‘enemiga del pueblo’-, sola y en la pobreza. “Llevo muchos años viviendo sola y aislada, y ya no sé lo que es tener una familia”, diría la escritora a los familiares que la visitaron en sus últimos años de vida. Ellos son la familia de Arjeta, y a los que Musine Kokalari confió el trabajo de los últimos años de su vida, así como sus objetos personales. “Hemos publicado todo lo que nos dejó”, remarca la que se ha convertido en la heredera del legado de la primera escritora albanesa.

La primera vez que vi la cara Musine Kokalari fue en una pintura en el centro de Pristina, tuve que investigar bastante para saber quién era ya que no había ningún tipo de descripción en tal pintada. Tras eso su legado ha ido apareciendo, a veces sin querer y a veces buscándolo, cada vez que me adentraba en la cultura albanesa. Son muchos los institutos con el nombre -o el apellido- de la escritora y muchos sitios donde su última foto, aquella donde su rostro amenaza a todo un régimen, sigue dejando sin habla a quien la mira. “Su actitud la convirtió en un símbolo; no solo la miraban con odio o miedo por ser enemiga del pueblo, sino que la gente empezó a crear simpatía y admiración hacia ella. Era una enemiga del pueblo que se convirtió en un modelo”, con esta frase quiero acabar el encuentro con Arjeta Kokalari. Y así lo hacemos.

Siguiendo el legado de la "muza" albanesa
Sellos dedicados a Musine Kokalari

Arjeta nos acompaña a la puerta de la casa, justo en frente nuestra está el monte Mali i Gjerë y a la izquierda la casa de los Hoxha. La casa de Musine está por encima que la de Enver -también por encima de la de Ismail Kadaré-. “Qué ironía”, pienso para mí. No sé si Arjeta se imagina lo que pienso pero me responde, “Musine fue la primera feminista, la primera escritora, la primera mujer opositora al régimen comunista. Ahí está su importancia; es una musa desde cualquier punto de vista”.

Musa, o muza en albanés, el pseudónimo con el que Musine Kokalari firmó sus primeras publicaciones, las primeras publicaciones escritas por una mujer en Albania. “Predijo lo que iba a hacer, porque para mucha gente ella es una musa de verdad”, diciendo esto Arjeta me pasa un cuaderno y me pide que escriba en él. Es una libreta donde mujeres procedentes de todas partes del mundo que, como yo llegaron a Gjirokaster siguiendo el legado de la muza albanesa, han escrito cómo Musine Kokalari les ha inspirado. El cuaderno tiene todas sus páginas escritas.

 

Marta Moreno

 

 

Si te interesa Albania, aquí puedes seguir más temas.

 

Si necesitas alojamiento en Gjirokaster, aquí puedes ver las últimas ofertas en Booking.

 



Booking.com

Balcanismos

BALCANISMOS es una plataforma para la divulgación del ocio, la información y el conocimiento de la región balcánica.

No Comments Yet

Leave a Reply

Your email address will not be published.

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.